Factores de riesgo modificables para la demencia
La somnolencia diurna excesiva podría estar asociada a la demencia en adultos mayores.
La somnolencia diurna excesiva podría estar asociada a la demencia en adultos mayores.
La conexión entre el sueño y la salud cognitiva ha sido objeto de estudio durante décadas. Un reciente estudio ha arrojado luz sobre una posible asociación entre la somnolencia diurna excesiva y el desarrollo de un síndrome que podría preceder a la demencia, conocido como el síndrome de riesgo cognitivo motor (MCR, por sus siglas en inglés). Este hallazgo, aunque no concluyente, abre nuevas vías para la prevención y el tratamiento del deterioro cognitivo en adultos mayores.
El síndrome de riesgo cognitivo motor fue descrito por primera vez en 2013 y se caracteriza por una disminución en la velocidad al caminar y problemas de memoria reportados por el individuo. Aunque estas personas no presentan demencia, experimentan dificultades significativas en su vida diaria. La identificación temprana de este síndrome es crucial, ya que podría servir como un indicador de riesgo para el desarrollo de demencia en el futuro.
El estudio reciente, realizado en instituciones de los Estados Unidos, ha encontrado que los adultos mayores que experimentan somnolencia diurna excesiva y falta de motivación tienen más probabilidades de desarrollar MCR. Sin embargo, es importante destacar que este hallazgo muestra una asociación, no una causalidad directa. Esto significa que, aunque existe una relación entre estos problemas de sueño y el síndrome, no se puede afirmar que uno cause al otro.
La detección temprana de problemas de sueño podría ser una herramienta valiosa para prevenir el deterioro cognitivo. Según Victoire Leroy, investigadora del Albert Einstein College of Medicine, mejorar la calidad del sueño en adultos mayores podría ayudar a prevenir el desarrollo de MCR y, potencialmente, la demencia. El estudio incluyó a 445 participantes con una edad promedio de 76 años, quienes fueron evaluados en su calidad de sueño, memoria y velocidad al caminar durante un período de tres años.
Las evaluaciones del sueño incluyeron preguntas sobre la frecuencia de despertares nocturnos y la capacidad para conciliar el sueño rápidamente. Además, se investigó el uso de medicamentos para dormir y la frecuencia de somnolencia diurna, especialmente en situaciones que requieren atención, como conducir. Aunque el estudio no demuestra una relación causal, sugiere que los problemas de sueño podrían estar vinculados al desarrollo de MCR.
A pesar de los hallazgos prometedores, aún se desconocen los mecanismos específicos que vinculan los problemas de sueño con el desarrollo de MCR y su progresión hacia la demencia. Durante el sueño, el cerebro realiza funciones cruciales como la limpieza de toxinas y la consolidación de la memoria. La interrupción de estos procesos podría contribuir al deterioro cognitivo.
El doctor Agustín Ibáñez, del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral, destaca la importancia de prestar atención a los problemas de sueño como una estrategia para prevenir o desacelerar la demencia. Sin embargo, también señala que las mediciones del sueño en el estudio fueron autoinformadas, lo que podría introducir sesgos en los resultados.
La demencia es un problema de salud pública creciente a nivel mundial, y la identificación de factores de riesgo modificables es esencial para su prevención. La Comisión Lancet ha identificado 14 factores de riesgo a lo largo de la vida, que incluyen desde el nivel educativo hasta el aislamiento social. Controlar estos factores podría prevenir o retrasar casi la mitad de los casos de demencia.
Recientemente, se han añadido dos nuevos factores de riesgo: el colesterol elevado en la mediana edad y la pérdida de visión no tratada en edades avanzadas. Estos se suman a otros factores como la hipertensión, la obesidad y la inactividad física, que están relacionados con un porcentaje significativo de los casos de demencia.
El estudio sobre la somnolencia diurna y el síndrome de riesgo cognitivo motor subraya la importancia de la calidad del sueño en la salud cognitiva de los adultos mayores. Aunque aún queda mucho por investigar, estos hallazgos sugieren que mejorar el sueño podría ser una estrategia efectiva para prevenir el deterioro cognitivo.
A medida que la población envejece, la necesidad de comprender y abordar los factores de riesgo para la demencia se vuelve cada vez más urgente. La investigación continua en este campo no solo ayudará a identificar nuevas estrategias de prevención, sino que también mejorará la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.