La Desaparición de un Tesoro Paleontológico en el Medio de una Ciudad
Estos ammonites de 400 millones de años eran un tesoro paleontológico que revelaba la historia oculta en las estructuras urbanas.
Estos ammonites de 400 millones de años eran un tesoro paleontológico que revelaba la historia oculta en las estructuras urbanas.
En la tranquila localidad de Allen, un pequeño pueblo en la provincia de Río Negro, Argentina, se encontraba un tesoro paleontológico a plena vista, incrustado en la fachada de la sucursal del Banco Nación.
Este tesoro, compuesto por fósiles marinos de más de 400 millones de años, fue descubierto por el cronista Ricardo Vila, quien, con su aguda observación, reveló al mundo la riqueza histórica que adornaba las paredes del banco. Sin embargo, este hallazgo, que alguna vez atrajo la atención de medios locales y nacionales, ha sido tristemente destruido en el proceso de remodelación del edificio.
Ricardo Vila, un periodista local ya fallecido, fue el primero en notar algo peculiar en las piedras lajas que cubrían la fachada del Banco Nación en Allen. Al caminar por la calle Alem, Vila se percató de las formas espirales que decoraban las paredes del banco. Intrigado, consultó a un paleontólogo de la región, quien confirmó que se trataba de fósiles de ammonites, criaturas marinas que habitaron los océanos hace cientos de millones de años.
Este descubrimiento no solo puso a Allen en el mapa de la paleontología urbana, sino que también despertó un interés generalizado por la historia natural que se encontraba oculta en las estructuras cotidianas de la ciudad. Vila, orgulloso de su hallazgo, compartió la historia en varios medios locales, lo que llevó a que incluso canales de televisión se acercaran a documentar la singularidad de la fachada bancaria.
A pesar del interés y la atención que generó el descubrimiento de Vila, no se tomaron medidas para proteger los fósiles. La sucursal del Banco Nación, que ya mostraba signos de antigüedad y necesitaba refacciones urgentes, fue sometida a un proceso de remodelación para ampliar sus instalaciones y mejorar el servicio a la comunidad. La alta demanda y el espacio limitado en la zona de cajeros automáticos y atención al cliente hicieron que la ampliación fuera una necesidad imperiosa.
Sin embargo, durante las obras de remodelación, los obreros retiraron las piedras lajas con herramientas neumáticas, destruyendo los fósiles en el proceso. Los ammonites, que habían permanecido inadvertidos durante décadas, terminaron convertidos en escombros y arrojados a un contenedor, perdiéndose así un valioso fragmento de la historia natural de la región.
Los ammonites son uno de los grupos fósiles más fascinantes de la era Mesozoica. Con sus características conchas espirales, estos fósiles ofrecen una ventana al pasado, proporcionando información crucial sobre la paleoecología y la evolución de los cefalópodos. Según el portal especializado Todo Fósiles, los ammonites son "un ícono de la era Mesozoica que abarca desde hace 400 a 66 millones de años". Su estudio no solo ayuda a comprender la dinámica de los ecosistemas marinos del pasado, sino que también aporta claves esenciales para el entendimiento de la vida pretérita.
La pérdida de los fósiles de Allen es un recordatorio de la fragilidad de nuestro patrimonio natural y la importancia de protegerlo. Aunque los ammonites de la fachada del banco ya no están, su historia y el descubrimiento de Vila continúan inspirando a aquellos que buscan preservar y valorar los tesoros ocultos en nuestro entorno urbano.
El caso de Allen no es único. En 2020, en la ciudad de Bahía Blanca, otro hallazgo similar ocurrió cuando un vecino descubrió restos fósiles en una vereda de la calle Ayacucho. Susana Bidart, geóloga jubilada de la Universidad Nacional del Sur y CONICET, explicó que "si bien no es tan usual, en algunas casas con laja, como en el barrio Palihue de Bahía Blanca, es posible encontrar estas huellas". Estos descubrimientos urbanos subrayan la necesidad de estar atentos a las maravillas que pueden estar ocultas en nuestro entorno cotidiano.
La historia de los fósiles de Allen es un llamado a la acción para proteger y valorar nuestro patrimonio natural. Aunque los ammonites de la fachada del banco ya no están, su legado perdura, recordándonos la importancia de preservar la historia que yace bajo nuestros pies.