¿Entrenamiento Extremo? Mike Tyson Lucha contra sus Tigres de Bengala
Conoce a uno de los boxeadores más icónicos de la historia.
Conoce a uno de los boxeadores más icónicos de la historia.
La vida de Mike Tyson, el legendario ex campeón de los pesos pesados, ha estado marcada por una serie de excentricidades que van más allá de su carrera en el boxeo. Entre ellas, destaca su peculiar relación con tres tigres de bengala que tuvo como mascotas. Estos felinos, bautizados como Kenia, Storm y Boris, no solo fueron un símbolo de su extravagancia, sino también protagonistas de historias tan fascinantes como inquietantes.
La idea de tener tigres como mascotas surgió durante un periodo oscuro en la vida de Tyson. Mientras cumplía una condena en prisión por un delito de abuso sexual, una conversación con un amigo sobre la posibilidad de intercambiar autos exóticos por animales despertó su interés. "¿Por qué no me pides un par?", le dijo Tyson a su amigo, y así, al salir de la cárcel, lo esperaban dos cachorros de tigre en su hogar.
Esta decisión marcó el inicio de una convivencia inusual y peligrosa. Tyson, conocido por su carácter impulsivo, no tardó en encariñarse con sus nuevos compañeros, llegando incluso a dormir con ellos en su cama. Sin embargo, pronto descubriría que, a pesar de su apariencia majestuosa, estos animales salvajes no podían ser completamente domesticados.
La vida con los tigres no fue sencilla. Tyson se enfrentó a desafíos que iban desde la alimentación hasta el comportamiento impredecible de sus mascotas. Los tigres tenían una dieta basada en carne de caballo y pollo, y aunque comían lentamente, su presencia en el hogar traía consigo situaciones incómodas. "Lo peor del mundo eran sus malditos gases", confesó Tyson, quien también relató cómo los tigres solían defecar en la piscina.
A pesar de estos inconvenientes, Tyson mantuvo a sus tigres durante varios años, sumando incluso otros animales salvajes como pumas y leones a su colección. Sin embargo, la convivencia con estos felinos no solo afectó a Tyson, sino también a las personas a su alrededor.
La naturaleza salvaje de los tigres de Tyson quedó en evidencia en varios incidentes que involucraron a terceros. Uno de los más notorios ocurrió cuando uno de los tigres atacó a una mujer que había saltado la cerca de su propiedad. El animal, al no reconocer a la intrusa, le arrancó el brazo en un trágico accidente. Tyson, consciente de la gravedad de la situación, compensó a la víctima con una suma de 250 mil dólares.
Otro episodio memorable involucró a un vecino de Tyson en Las Vegas. Durante un paseo con uno de sus tigres, el felino intentó saltar el muro para atacar a un perro del vecino. Aunque Tyson logró controlar la situación, el incidente atrajo la atención de la Sociedad Americana para la Prevención contra la Crueldad contra los Animales, lo que eventualmente lo llevó a desprenderse de sus tigres.
La relación de Tyson con sus tigres de bengala es un reflejo de su personalidad audaz y, a menudo, temeraria. A lo largo de los años, Tyson ha reconocido que tener estos animales fue una decisión imprudente. "No hay forma de domesticar a estos felinos en un cien por ciento", admitió, subrayando el peligro inherente de convivir con criaturas salvajes.
A pesar de los riesgos y las consecuencias, la historia de Tyson y sus tigres sigue siendo un capítulo fascinante en la vida del boxeador. Es un recordatorio de cómo la fama y la fortuna pueden llevar a decisiones extremas, y cómo, incluso en medio de la extravagancia, las lecciones más valiosas pueden surgir de los errores.
En última instancia, las aventuras de Tyson con sus tigres de bengala son un testimonio de su compleja personalidad y de su capacidad para enfrentar las consecuencias de sus acciones. Aunque ya no comparte su hogar con estos majestuosos felinos, su legado como uno de los boxeadores más icónicos de la historia sigue vivo, enriquecido por las historias de sus días más salvajes.